Un 8 de marzo, más de 100 mujeres trabajadoras de una fábrica de camisas de Nueva York morían en un incendio provocado por bombas que les lanzaron ante la negativa de abandonar la fábrica en la que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían.

Desde aquel entonces hasta hoy ha transcurrido mucho tiempo, sin embargo, cada conquista, cada derecho arrancado fue producto de la lucha. Luchas a veces silenciosas y otras a los gritos, pero siempre como resultado de la participación y la unidad.

Saludamos hoy, entonces, a las mujeres trabajadoras. Trabajadoras en su empleo, trabajadoras en su militancia, en su día a día, a las mujeres trabajadoras que han dado vida a la lucha por encima de todo y de todos. A las que pelean codo a codo con el hombre para salir adelante, a las que son fortaleza, a las que son ternura, a las que encaran cada mañana con el mundo en sus hombros.

Nos sumamos también a las voces que siguen levantándose por un mundo de igualdad y abrazamos especialmente a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, luchadoras incansables por los derechos y la dignidad humana.

Mónica Amoz

Secretaría de DDHH de AGMER CDC