Con placas recordatorias se rindió homenaje esta mañana a Elsa Díaz y Mabel Fontana, militantes detenidas-desaparecidas, cuya historia está ligada a la de las organizaciones sindicales ATE y AGMER. El recuerdo de sus compañeros de militancia, la presencia de familiares y las anécdotas que tendieron puentes hacia la vida cotidiana de estas mujeres pusieron un clima fraterno y emotivo a los actos.
Con el descubrimiento de placas recordatorias en las sedes sindicales de ATE (Colón 59) y AGMER provincial (Alameda de la Federación 114), se rindió homenaje esta mañana a las militantes detenidas-desaparecidas Elsa Díaz y Mabel Fontana.
En ambos casos, se trató de ceremonias muy emotivas, cálidas y fraternales. Es que quienes descubrieron placas, contaron anécdotas y recuerdos, fueron compañeros de militancia de Elsa y Mabel; aquellos que con ellas recorrieron los barrios, comenzaron la militancia política, se ocuparon de la organización de los trabajadores en la herramienta sindical.
Las actividades enmarcadas en los actos del Mes de la Memoria, comenzaron a media mañana en la sede de ATE, donde se descubrió una placa en memoria de Elsa Díaz. El recordatorio comienza con una frase de su padre, el querido poeta entrerriano José María Díaz: “Tu vida generosa te mantiene viva”, le escribió.
Manuel Ramat, histórico dirigente de ATE y uno de los organizadores de los actos, fue el encargado de recordad a Elsa, a quien conoció de cerca. A su lado, frente a la placa recién descubierta, lo siguió atento Darío, el hermano de la joven asesinada en Santa Fe en 1977.
“Con Elsa comenzamos a militar en el ´71, cuando otra dictadura quiso apropiarse de la Escuela Hogar y expropiar terrenos del Barrio Consejo, para hacer un barrio militar”, recordó Ramat. “Ahí nos encontramos con Elsa, que ya tenía años de militancia en lso campamentos universitarios y en un arduo trabajo con el Padre Kroche, en el Colegio Don Bosco, donde nos reuníamos con tantos otros compañeros tan caros para ATE”.
Con los años –rememoró- “fuimos asumiendo un compromiso cada vez mayor hasta que ingresamos a la JP. Elsa recorrió toda la provincia tratando de organizar a los trabajadores, hasta que se tuvo que ir. Y luego la asesinaron en Santa Fe. A nosotros nos quedó su recuerdo, el de una persona humilde, querible, muy religiosa pero claramente habiendo hecho la opción por los pobres”.
Otros compañeros de aquellos años de lucha fueron turnándose para recordar a la compañera. Hubo aplausos y reconocimientos cada vez que se nombró a aquellos militantes que en épocas difíciles cedían su casa para reuniones, prestaban sus autos, acercaban unas llaves. Uno de ellos, sintetizó su homenaje: “Los que más pueden hablar de la flaca Elsa son los que menos tienen, allá en los barrios de Cantera Yatay. Y eso habla de cómo era ella”.
El homenaje a Mabel Fontana
Posteriormente se realizó el acto en AGMER, donde se descubrió una placa en memoria de Mabel Fontana, docente detenida-desaparecida. Estuvo presente su hijo, Andrés La Blunda Fontana, nieto recuperado en 1984.
La Secretaria de Educación de AGMER, Mónica Amoz, condujo el acto y subrayó que “colocar una placa es algo trascendente en la vida de una institución, porque marca lo que ha pasado en un lugar, quiénes han pasado por ese lugar, para vencer el olvido y la indiferencia”.
El secretario general de AGMER, Fabián Peccín, y Andrés La Blunda Fontana fueron los encargados de descubrir la placa que recuerda a Mabel Fontana, ubicada en el hall de acceso del sindicato.
Luego llegó también el momento de los recuerdos. Hubo compañeros que recordaron el Fiat 128 color ladrillo que tenía la militante y con el que todos aprendieron a manejar. “Mabel era generosa, pero además estaba convencida que lo material no importaba; podía desprenderse de todo”, recordó uno de sus amigos.
Cada recuerdo, cada pedacito de vida relatado, cada risa y cada lágrima, cobró especial significación frente a los ojos de Andrés, aquel bebé que tenía tres meses cuando Mabel y su compañero fueron secuestrados. El recuperó su identidad en 1984 y desde entonces fue un largo camino “doloroso pero liberador”, como él mismo sostiene, el que recorrió armando el rompecabezas de su familia.
En ese recorrido también se encontró con dirigentes de AGMER. La profesora María Elena Lothringer, que estuvo esta mañana en el homenaje, fue quien le envió una de las primeras fotos que Andrés vio de su madre. Había sido sacada en la Biblioteca de AGMER, que funcionaba en calle Laprida. Desde entonces entablaron una relación, que “por esas cosas de lo que yo llamo la Argentina secreta, conocí menos a Mabel de lo que conozco a su hijo, que es mi hijo, como son nuestros hijos todos los chicos de nuestros compañeros”, dijo Lothringer.
También Lucrecia Brasseur recordó la historia de aquella foto, que permitió contactar a Andrés, con su familia, en Crespo: “Qué orgullosa se podría haber sentido su mamá, de que un hijo la buscara de esa manera”, reflexionó.
Andrés La Blunda Fontana, quien recuperó su identidad en 1984, es hoy militante de la agrupación Kolinas, desde donde propone “avanzar en esta Argentina que hoy estamos viviendo, que es la Argentina de la memoria”.
“Este lugar es un espacio más de uno de los tantos que tenía mi madre para la militancia. Mi madre fue una militante política, militaba en los barrios, en la universidad, en el sindicato y principalmente era militante de ese proyecto de país que soñaban con sus compañeros. La reivindico como una militante peronista, que encontró en Montoneros el camino revolucionario para su lucha”, dijo.
Desde 1999, cuando llegó por primera vez a Paraná, intentando rearmar su historia, Andrés transitó un camino doloroso, pero en el que no faltaron manos amigas. “Si algo entendí entonces fue que construir mi historia no era sólo mi historia personal, sino la historia de todo el pueblo argentino. Eso me ayudó muchísimo, porque entendía que la lucha no era individual sino colectiva, en una Argentina en ese momento secreta y amordazada”.
“Quizás –repasó el joven- los caminos muchas veces no fueron los mejores, o los correctos. Pero uno hace lo que puede y como puede. Sufrir la sustitución de la identidad y de la propia historia es algo terrible. Recién ahora, a partir de la lucha de abuelas y con todo el impulso de Néstor y Cristina a la política de memoria, verdad, justicia e identidad, podemos entender lo difícil que es sufrir la sustitución de identidad. Llamarse por más de 22 años de una manera y luego saber que tus padres son otros y que además están desaparecidos. Todo eso implicaba andar un camino que sabía, y de hecho lo fue, iba a ser muy dolorosos, pero a la vez de liberación. A esto lo fui madurando a medida que fue pasando el tiempo y se lo agradezco también a la militancia política, que me permitió entender el contexto, los porqué y comprender que todos fuimos víctimas de esa dictadura”.
Para Andrés La Blunda Fontana, “hoy vivimos otra argentina, la Argentina de la memoria. Es importante avanzar profunda y firmemente con la Justicia; entender, como estamos haciendo últimamente, que fue un golpe cívico militar, que hubo grandes cómplices y ahí están los grandes grupos económicos. Fueron responsables, cómplices, y ahí también tiene que estar la Justicia. La Argentina de la memoria, la verdad y la justicia llegó para quedarse, para liberarnos y para entender que un futuro de felicidad es posible”.