Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos

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23/05/2012

Día del Trabajador de la Educación: AGMER impuso el nombre “Carlos Fuentealba” al camping del sindicato

Esta mañana, en el camping de AGMER se realizó el acto de imposición del nombre “Carlos Fuentealba” a ese complejo recreativo y cultural ubicado en la ciudad de Paraná. Estuvieron presentes junto a la Comisión Directiva Central, delegaciones de las seccionales y filiales, dirigentes históricos de AGMER, representantes de CTERA y de otros sindicatos. Fue en coincidencia con el Día del Trabajador de la Educación.

Bajo una llovizna persistente, la mañana destemplada se fue poniendo cálida con el transcurrir de un acto emotivo, que sintetizó en un mismo homenaje el recuerdo de la histórica Marcha Blanca de 1988 y la memoria siempre viva del compañero Carlos Fuentealba, asesinado en Neuquén en 2007.

 

Luego de entonar el Himno Nacional, Celia Toobe, la dirigente de AGMER Diamante que condujo el acto, agradeció la presencia de Clelia Lavini; Sonia Alesso, secretaria general de AMSAFE y secretaria adjunta de CTERA; de Hugo de Bueno, Secretario general de AMET; Luis Gálligo y Sergio Elizar, secretario general y adjunto de CTA Entre Ríos respectivamente.

 

 

El secretario general de AGMER Fabián Peccín fue el primero en dirigir la palabra. También agradeció las presencias y a la anterior conducción de AGMER, en cuya gestión se realizó la compra del predio que hoy recibió nombre. “Estamos ideando un plan de mejoramiento para profundizar el trabajo en este predio y que todos los compañeros de la provincia puedan disfrutarlo”, anunció.

En su discurso, Peccín se refirió a la Marcha Blanca de 1988, a la que definió como un hito en la historia de la lucha docente, recordando que fue el VII Congreso Extraordinario de CTERA el que instituyó el 23 de mayo como Día del Trabajador de la Educación.

 

Fabián Peccín: “La Marcha Blanca marcó un punto de inflexión”

 

“Hace hoy 24 años de esa marcha, que fue histórica porque condensó varios sentidos en un momento particular de la lucha docente organizada. La Marcha Blanca marcó un punto de inflexión, unificó a la CTERA y nos dio a los trabajadores de la educación la posibilidad de constatar nuestra propia fuerza”, señaló.

Para recordar la Marcha Blanca es necesario situarla en el contexto de un conflicto laboral de extensión y características inéditas en la historia sindical de la docencia argentina. “CTERA experimentaba entonces una dura lucha interna entre dos sectores antagónicos de construcción sindical. Y esto pretendía ser utilizado en nuestra contra por el gobierno y su prensa. Lo que no entendían, es que por encima de las pugnas internas, por legítimas que fueran, imperaban intereses generales, largamente compartidos, capaces de superar cualquier fractura”, rememoró el secretario general.

“En 1988, el primer Congreso del año de la CTERA, ante la falta de respuestas a los reclamos, dispuso el no inicio de las clases y definió un paro por tiempo indeterminado en todo el territorio nacional que comenzó el 14 de marzo”. Aquella huelga se extendió por 42 días.

“Fue entonces que la docencia argentina protagonizó lo que consideramos una gesta histórica para la educación del país, en la lucha en defensa de la escuela pública junto al pueblo: el 18 de mayo, desde el norte, el sur y el oeste del país partió una marcha que convergió en la Capital Federal el 23 de mayo. “La organización de los trabajadores de la educación que ingresó a la Capital Federal ese día glorioso, hizo su irrupción definitiva en la historia gremial argentina”.

Para finalizar, y notablemente emocionado, Peccín relató: “Aquel inolvidable 23 de mayo nos encontró llegando al Obelisco y cantando, con la inconfundible melodía de la canción de Víctor Heredia: “Somos de la gloriosa juventud de CTERA / somos los herederos de Arancibia y Requena /

A pesar de los golpes, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos / no nos han vencido”.

 

Posteriormente, en nombre de la Seccional AGMER Paraná, su secretario gremial Daniel Ruhl, recordó que la decisión de adquirir el predio fue en respuesta a  “las aspiraciones de esta entidad gremial, de tener un espacio para todos los docentes. Valoramos el reconocimiento que hacía en sus palabras el secretario general a la iniciativa de adquirirlo, y celebramos la decisión de trabajar por mejorar este espacio”.

“Cuando supimos acerca de la imposición del nombre de Carlos Fuentealba para este lugar, la noticia nos llenó de alegría, ya que se trata de un compañero militante con un arraigo en el corazón de cada docente, arraigo que se expresa en cada compañero”, manifestó.

Recordando al maestro neuquino, afirmó: “En este acto hay muchos militantes presentes, algunos de muchos años, y sabemos muy bien que a cualquiera de nosotros le pudo haber sucedido lo que a Fuentealba, como tantos otros que han dejado la vida en una ruta, en una manifestación, aunque en este caso le toco a él. Una muerte incomprensible que llenó a todos de un sentimiento muy grande, que en definitiva esa es la mística que todos recogen: Carlos se vuelve imagen, héroe, referente de lucha: un compañero del pueblo”.

 

Sonia Alesso: “Vamos a ver a Sobisch preso”

 

En representación de CTERA, su secretaria adjunta, Sonia Alesso también reivindicó la Marcha Blanca de 1988, como un momento fundamental y fundante de la historia de la CTERA. Fue –dijo-  “uno de los puntos más altos de la lucha de CTERA después de la dictadura”.

En ese marco, recordó que por aquellos años “los docentes de la base organizamos la participación a la Marcha Blanca, juntando monedita por monedita, como en muchos lugares del país se hizo”. Y destacó: “La marcha significó un esfuerzo militante y comprometido que realmente terminó siendo esta maravillosa Marcha Blanca en las calles de Buenos Aires, donde nos encontrábamos compañeros de Formosa, con compañeros de Río Negro, de Neuquén…”

“Hay que agradecerle a compañeros como Clelia, como Mary, como Marcos, como Hugo”, sostuvo Alesso, y también alentó a recordar “qué hacía Isauro Arancibia con los obreros de su provincia, hay que recordar quién fue Eduardo Requena, recordar quién fue Marina Vilte, no sólo como trabajadores docentes aislados en su sector, pensándose solamente desde la cuestión profesionalista, sino como trabajadores y parte de un pueblo que pelea por sus derechos”.

Con respecto a la causa Fuentealba, la dirigente precisó: “Hemos ido muchas veces con CTERA a Neuquén. Hay en este país muchas escuelas, predios, con el nombre de Carlos. Él forma hoy algo así como la conciencia colectiva del corazón de los docentes, como también lo son las luchas de CTERA. Con esa esperanza, con los debates que hoy estamos dando, porque hoy estamos peleando una herramienta que en ese momento fue parte de aquella movilización como fue la paritaria, por todo lo que aún nos falta conseguir, condiciones de trabajo, infraestructura, mejores salarios, mejor educación, la CTERA y sus sindicatos de base en todo el país vamos a seguir peleando. La esperanza que ponemos cuando peleamos por una educación mejor, o por justicia completa y que Sobisch y los responsables intelectuales estén presos, así como conseguimos que esté preso Poblete, no tengo dudas, no tengo la menor duda de que lo vamos a conseguir. Así que felicitaciones a todos, y a seguir peleando, vamos por más. Porque lo vamos a ver a Sobisch preso, sé que lo vamos a hacer entre  todos, vamos a seguir peleando por salario, por más educación y por un futuro mejor para todos nosotros”.

Uno de los momentos más conmovedores fue la lectura, a cargo de la secretaria de Derechos Humanos, Mónica Amoz, de la carta que hizo llegar para esta ocasión la esposa de Carlos Fuentealba, Sandra Rodríguez. “Carlos es el único maestro fusilado en período democrático y debemos luchar para encarcelar a los autores políticos y que en nuestro país, como en Latinoamérica, entiendan que esta mala clase pública no se debe repetir  NUNCA MAS”, pidió la compañera.

En su misiva, Sandra agradeció el gesto de imponer el nombre de Carlos Fuentealba al complejo sindical. Y expresó además su preocupación por la causa Fuentealba II, “la última instancia en la provincia para saber si el Estado neuquino va a investigar las responsabilidades políticas o no”.

Finalizando la ceremonia, la compañera Tomasa Gómez, de Feliciano, leyó la poesía que para la ocasión hizo llegar la docente jubilada Zunilda Gutiérrez, escrita a pocos días del asesinato de Fuentealba, para dar paso al descubrimiento de la placa, que le da el nombre al predio del camping.

Luego fue el turno de la música. María Silva (canto) y Juan Martín Caraballo (guitarra) fueron el mejor cierre. Calidad y calidez, poesía y fuerza, emoción y compromiso… y la mañana se fue yendo.

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23/05/2012

Día del Trabajador de la Educación: AGMER impuso el nombre “Carlos Fuentealba” al camping del sindicato

Esta mañana, en el camping de AGMER se realizó el acto de imposición del nombre “Carlos Fuentealba” a ese complejo recreativo y cultural ubicado en la ciudad de Paraná. Estuvieron presentes junto a la Comisión Directiva Central, delegaciones de las seccionales y filiales, dirigentes históricos de AGMER, representantes de CTERA y de otros sindicatos. Fue en coincidencia con el Día del Trabajador de la Educación.

Bajo una llovizna persistente, la mañana destemplada se fue poniendo cálida con el transcurrir de un acto emotivo, que sintetizó en un mismo homenaje el recuerdo de la histórica Marcha Blanca de 1988 y la memoria siempre viva del compañero Carlos Fuentealba, asesinado en Neuquén en 2007.

 

Luego de entonar el Himno Nacional, Celia Toobe, la dirigente de AGMER Diamante que condujo el acto, agradeció la presencia de Clelia Lavini; Sonia Alesso, secretaria general de AMSAFE y secretaria adjunta de CTERA; de Hugo de Bueno, Secretario general de AMET; Luis Gálligo y Sergio Elizar, secretario general y adjunto de CTA Entre Ríos respectivamente.

 

 

El secretario general de AGMER Fabián Peccín fue el primero en dirigir la palabra. También agradeció las presencias y a la anterior conducción de AGMER, en cuya gestión se realizó la compra del predio que hoy recibió nombre. “Estamos ideando un plan de mejoramiento para profundizar el trabajo en este predio y que todos los compañeros de la provincia puedan disfrutarlo”, anunció.

En su discurso, Peccín se refirió a la Marcha Blanca de 1988, a la que definió como un hito en la historia de la lucha docente, recordando que fue el VII Congreso Extraordinario de CTERA el que instituyó el 23 de mayo como Día del Trabajador de la Educación.

 

Fabián Peccín: “La Marcha Blanca marcó un punto de inflexión”

 

“Hace hoy 24 años de esa marcha, que fue histórica porque condensó varios sentidos en un momento particular de la lucha docente organizada. La Marcha Blanca marcó un punto de inflexión, unificó a la CTERA y nos dio a los trabajadores de la educación la posibilidad de constatar nuestra propia fuerza”, señaló.

Para recordar la Marcha Blanca es necesario situarla en el contexto de un conflicto laboral de extensión y características inéditas en la historia sindical de la docencia argentina. “CTERA experimentaba entonces una dura lucha interna entre dos sectores antagónicos de construcción sindical. Y esto pretendía ser utilizado en nuestra contra por el gobierno y su prensa. Lo que no entendían, es que por encima de las pugnas internas, por legítimas que fueran, imperaban intereses generales, largamente compartidos, capaces de superar cualquier fractura”, rememoró el secretario general.

“En 1988, el primer Congreso del año de la CTERA, ante la falta de respuestas a los reclamos, dispuso el no inicio de las clases y definió un paro por tiempo indeterminado en todo el territorio nacional que comenzó el 14 de marzo”. Aquella huelga se extendió por 42 días.

“Fue entonces que la docencia argentina protagonizó lo que consideramos una gesta histórica para la educación del país, en la lucha en defensa de la escuela pública junto al pueblo: el 18 de mayo, desde el norte, el sur y el oeste del país partió una marcha que convergió en la Capital Federal el 23 de mayo. “La organización de los trabajadores de la educación que ingresó a la Capital Federal ese día glorioso, hizo su irrupción definitiva en la historia gremial argentina”.

Para finalizar, y notablemente emocionado, Peccín relató: “Aquel inolvidable 23 de mayo nos encontró llegando al Obelisco y cantando, con la inconfundible melodía de la canción de Víctor Heredia: “Somos de la gloriosa juventud de CTERA / somos los herederos de Arancibia y Requena /

A pesar de los golpes, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos / no nos han vencido”.

 

Posteriormente, en nombre de la Seccional AGMER Paraná, su secretario gremial Daniel Ruhl, recordó que la decisión de adquirir el predio fue en respuesta a  “las aspiraciones de esta entidad gremial, de tener un espacio para todos los docentes. Valoramos el reconocimiento que hacía en sus palabras el secretario general a la iniciativa de adquirirlo, y celebramos la decisión de trabajar por mejorar este espacio”.

“Cuando supimos acerca de la imposición del nombre de Carlos Fuentealba para este lugar, la noticia nos llenó de alegría, ya que se trata de un compañero militante con un arraigo en el corazón de cada docente, arraigo que se expresa en cada compañero”, manifestó.

Recordando al maestro neuquino, afirmó: “En este acto hay muchos militantes presentes, algunos de muchos años, y sabemos muy bien que a cualquiera de nosotros le pudo haber sucedido lo que a Fuentealba, como tantos otros que han dejado la vida en una ruta, en una manifestación, aunque en este caso le toco a él. Una muerte incomprensible que llenó a todos de un sentimiento muy grande, que en definitiva esa es la mística que todos recogen: Carlos se vuelve imagen, héroe, referente de lucha: un compañero del pueblo”.

 

Sonia Alesso: “Vamos a ver a Sobisch preso”

 

En representación de CTERA, su secretaria adjunta, Sonia Alesso también reivindicó la Marcha Blanca de 1988, como un momento fundamental y fundante de la historia de la CTERA. Fue –dijo-  “uno de los puntos más altos de la lucha de CTERA después de la dictadura”.

En ese marco, recordó que por aquellos años “los docentes de la base organizamos la participación a la Marcha Blanca, juntando monedita por monedita, como en muchos lugares del país se hizo”. Y destacó: “La marcha significó un esfuerzo militante y comprometido que realmente terminó siendo esta maravillosa Marcha Blanca en las calles de Buenos Aires, donde nos encontrábamos compañeros de Formosa, con compañeros de Río Negro, de Neuquén…”

“Hay que agradecerle a compañeros como Clelia, como Mary, como Marcos, como Hugo”, sostuvo Alesso, y también alentó a recordar “qué hacía Isauro Arancibia con los obreros de su provincia, hay que recordar quién fue Eduardo Requena, recordar quién fue Marina Vilte, no sólo como trabajadores docentes aislados en su sector, pensándose solamente desde la cuestión profesionalista, sino como trabajadores y parte de un pueblo que pelea por sus derechos”.

Con respecto a la causa Fuentealba, la dirigente precisó: “Hemos ido muchas veces con CTERA a Neuquén. Hay en este país muchas escuelas, predios, con el nombre de Carlos. Él forma hoy algo así como la conciencia colectiva del corazón de los docentes, como también lo son las luchas de CTERA. Con esa esperanza, con los debates que hoy estamos dando, porque hoy estamos peleando una herramienta que en ese momento fue parte de aquella movilización como fue la paritaria, por todo lo que aún nos falta conseguir, condiciones de trabajo, infraestructura, mejores salarios, mejor educación, la CTERA y sus sindicatos de base en todo el país vamos a seguir peleando. La esperanza que ponemos cuando peleamos por una educación mejor, o por justicia completa y que Sobisch y los responsables intelectuales estén presos, así como conseguimos que esté preso Poblete, no tengo dudas, no tengo la menor duda de que lo vamos a conseguir. Así que felicitaciones a todos, y a seguir peleando, vamos por más. Porque lo vamos a ver a Sobisch preso, sé que lo vamos a hacer entre  todos, vamos a seguir peleando por salario, por más educación y por un futuro mejor para todos nosotros”.

Uno de los momentos más conmovedores fue la lectura, a cargo de la secretaria de Derechos Humanos, Mónica Amoz, de la carta que hizo llegar para esta ocasión la esposa de Carlos Fuentealba, Sandra Rodríguez. “Carlos es el único maestro fusilado en período democrático y debemos luchar para encarcelar a los autores políticos y que en nuestro país, como en Latinoamérica, entiendan que esta mala clase pública no se debe repetir  NUNCA MAS”, pidió la compañera.

En su misiva, Sandra agradeció el gesto de imponer el nombre de Carlos Fuentealba al complejo sindical. Y expresó además su preocupación por la causa Fuentealba II, “la última instancia en la provincia para saber si el Estado neuquino va a investigar las responsabilidades políticas o no”.

Finalizando la ceremonia, la compañera Tomasa Gómez, de Feliciano, leyó la poesía que para la ocasión hizo llegar la docente jubilada Zunilda Gutiérrez, escrita a pocos días del asesinato de Fuentealba, para dar paso al descubrimiento de la placa, que le da el nombre al predio del camping.

Luego fue el turno de la música. María Silva (canto) y Juan Martín Caraballo (guitarra) fueron el mejor cierre. Calidad y calidez, poesía y fuerza, emoción y compromiso… y la mañana se fue yendo.

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