Juan González, el autor de la obra, es un viejo conocido; un compañero de luchas y proyectos. Militante histórico de ATE fue secretario general del sindicato a nivel nacional y desde ese espacio, fundador en la década del 90 de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). El que presentó no es su primer libro, ya que ha publicado otros tantos, proponiendo siempre una interesante re-lectura de la historia y economía argentina.

La presentación del libro se repitió el mismo día, pero en otro horario, en la sede de ATE, y al día siguiente en la Escuela Normal Almafuerte y en la Facultad de Trabajo Social. En cada oportunidad, González se explayó sobre el proyecto de país que surgió el 29 de Junio de 1815, en el Arroyo de la China, Concepción del Uruguay, donde se reunió el Congreso de los Pueblos Libres declarando la independencia de toda potencia extranjera. Aquel Congreso, al que concurrieron delegados de la Banda Oriental del Uruguay, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, Corrientes y Misiones, fue el primero en declarar la independencia en esta parte del mundo.

González compartió la mesa de presentación con el ministro de Comunicación y Cultura Pedro Báez, con el secretario adjunto de la AGMER, Alejandro Bernasconi; con el  docente universitario, profesor en Ciencias Sociales, César Ricciardino y con el secretario adjunto de ATE, Manuel Ramat.

El auditorio siguió con atención el relato del autor sobre el importante aporte del cacique guaraní –más conocido como Andresito– a la conformación de un proyecto político, económico y social de características profundamente democráticas y federales. En ese sentido, González celebró que la presentación del libro se realizara en un momento en que se abrió el debate sobre la otra historia en América Latina a partir de la interpelación a la historia oficial y en el espacio donde se deciden las políticas educativas de la provincia. Esta “reivindicación histórica del proyecto revolucionario”, que encarnaron entre otros Andrés Guacurarí y José Gervasio Artigas, “era impensada años atrás”, hizo notar.

El autor destacó que Guacurarí encarna “el sujeto histórico” de la región porque “no luchó sólo por la liberación de su pueblo Guaraní sino que lo hizo por un proyecto de liberación integrador, democrático, solidario y federal”. Así, destacó el aporte –ocluido o tergiversado por la historiografía oficial– de la gran nación Guaraní, que desde la riqueza de su cultura dejó una marca que tras más de 200 años de violencia real y simbólica permanece subyacente en el inconsciente de América Latina.