En un salón repleto de niños y maestros, y colmado de bullicio y alegría, se reivindicó en la mañana de hoy a la vida y la esperanza por sobre la muerte, la desaparición y la tortura.

En el contexto de los recordatorios y actos que se llevan adelante en toda la provincia y el país por el Mes de la Memoria, en la mañana de hoy tuvo lugar un acto en el cual se procedió a destapar una placa señalizando a la escuela Álvarez Condarco de la ciudad de Paraná como Ex Centro Clandestino de Detención y tortura.

Organizada por entidades del Gobierno de la Provincia dedicadas a los Derechos Humanos y la Memoria, y bajo la consigna “Memoria, Verdad y Justicia a 37 años de la última dictadura cívico-militar y a 30 de la recuperación democrática”, destacaron los organizadores que “estamos señalando uno de los más de 600 centros clandestinos de detención y tortura que se instalaron a lo largo y a lo ancho de nuestra patria para cometer los crímenes más atroces contra la vida y dignidad de miles de hombres y mujeres, estudiantes, trabajadores y militantes políticos”.

Eduardo Ayala, integrante de AFADER, destacó que “se dio particularmente esta contradicción, que un lugar donde se forman alumnos y mejores personas fue utilizado para la tortura y la muerte”, y agregó que “nuestra respuesta a lo que pasó durante la dictadura es la incansable búsqueda de justicia y, además, el hecho de no claudicar. Nunca. Vamos a llenar este espacio de vida, música, sueños y esperanzas”, y agregó: “el nuestro es un acto constructivo, porque recordar es una apuesta a la construcción. Estamos convencidos que los sueños de ayer están hoy más vigentes que nunca”.

Cabe señalar que en el predio de la Escuela Álvarez Condarco funcionó un CCD (Centro Clandestino de Detención), en la zona de cercanías al antiguo Escuadrón de Comunicaciones, entre las calles Guido Espano y General Alvarado.

Los CCD fueron instalaciones secretas empleadas por las Fuerzas Armadas y de Seguridad para ejecutar el plan sistemático de desaparición de personas implementado por la última dictadura cívico-militar. En todo el país llegaron a existir 657 CCD, pero muchos fueron temporarios o circunstanciales. Los grupos de tareas realizaban los secuestros y llevaban los detenidos al CCD correspondiente, donde permanecían constantemente encapuchados y esposados. Sobre el final de la dictadura, la ESMA era el único que seguía funcionando.

El conocimiento de la existencia de los CCD sólo fue posible por los testimonios de sobrevivientes, algunos, en plena dictadura, comenzaron a realizar sus denuncias en el exterior y luego en todas las instancias judiciales que fueron presentándose dentro del país.