Realizamos a continuación un recorrido por la historia previa y los caminos que llevaron a que el 23 de septiembre de 1947 se sancionara la Ley 13 010 de Voto Femenino, la cual resumió, en apretados párrafos, una lucha que en el país se llevó adelante desde finales del siglo XIX.
Los borradores para llegar a 1947
A principios del siglo XX el modelo fe-menino en la Argentina atravesaba un proceso de cambios. Las mujeres, aún manteniendo su ámbito de desarrollo en el seno del hogar, comenzaban a tener noticias del resto del mundo acerca de las luchas por la igualdad de derechos con el hombre. En tal contexto, mujeres socialistas y anarquistas, siguiendo el ejemplo de sus pares europeas, comenzaron a fundar entre el 1900 y 1910 una serie de agrupaciones en defensa de los derechos cívicos de la mujer.
Una de las primeras argentinas que se arriesgó a incursionar en ese ámbito fue A-licia Moreau de Justo, quien junto a otras compañeras fundó en 1902 el Centro Socialista Feminista y la Unión Gremial Argentina. En 1907, acompañada por Sara Justo, Julieta Lanteri y Elvira Rawson de Dellepiane, inauguraron el Comité Pro-Sufragio Femenino alentando la participación de la mujer en la vida política.
Los diputados socialistas Mario Bravo y Alfredo Palacios presentaron proyectos de ley sobre el tema, pero éstos nunca tuvieron impulso para su tratamiento ni aprobación.
Evita
En 1946 es Eva Duarte de Perón quien hace suya la campaña a favor del voto femenino. Tras las elecciones de febrero de ese año, que dieron el triunfo a la fórmula Perón-Quijano, Evita pronunció su primer discurso oficial. En él manifestaba su apoyo a los derechos políticos de la mujer: “La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. Aquella que se volcó en la Plaza de Mayo el 17 de Octubre; aquella que hizo oír su voz en la fábrica, en la oficina y en la escuela; aquella que, día a día, trabaja junto al hombre en toda gama de actividades de una comunidad dinámica, no puede ser solamente la espectadora de los movimientos políticos”…”Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de la mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos”.
Con estas palabras, Evita dejaba muy en claro el resumen de casi medio siglo de luchas por la igualdad. Una lucha que se había ido forjando en los hechos sin reflejarse en la norma, emprendiendo una campaña desde distintos lugares: con los legisladores, con las delegaciones que la visitaban, con las mujeres nucleadas en los centros cívicos, a través de la radio y de la prensa… El mensaje iba dirigido a un conglomerado femenino extenso por lo que se instaló en las mujeres y ellas mismas pasaron a desempeñar un papel activo: se realizaron mitines, se publicaron manifiestos y grupos de obreras salieron a las calles a pegar carteles en reclamo por la Ley.
Finalmente el 23 de septiembre de 1947 el presidente Juan Perón promulgó la ley 13.010 que permitió a las mujeres acceder a las urnas, participando políticamente en el sistema democrático argentino. La reforma constitucional de 1949 legalizó la participación de las mujeres, las cuales, luego de un complejo proceso de empadronamiento, votaron por primera vez el 11 de noviembre de 1951, en elecciones a nivel nacional.
La conquista no había sido sencilla y la norma se convertía en corolario de los esfuerzos realizados por mujeres de toda condición social, política y económica. Con este logro se cerraba un período signado por la lucha en pos de este derecho y se señalaba el camino, de perseverancia y lucha, por reivindicaciones de género en las que todavía estamos avanzando.