Por Fabián Peccín
Sec. General
AGMER CDC
Cuando de defender la Escuela Pública se trata, los trabajadores de la educación tenemos la palabra. Si hoy podemos hablar de escuela pública en la Argentina es porque los docentes de este país resistimos a la implementación salvaje de las políticas privatistas del neoliberalismo y fuimos capaces de articular nuestras luchas con el colectivo social, haciendo de la defensa de la escuela una trinchera infranqueable abrazada por todos: estudiantes, docentes y padres.
Venimos del II Encuentro del Movimiento Pedagógico Latinoamericano, donde pusimos en debate los distintos niveles de rupturas y continuidades de las políticas neoliberales en nuestros países, que dificultan la unificación de una estrategia común. Pero sin embargo, existe una firme decisión colectiva de impulsar este movimiento pedagógico a lo largo y a lo ancho de la Patria Grande.
Discutir la escuela pública en el marco de los procesos de emancipación de nuestros pueblos implica poder acompañar estos procesos desde la perspectiva de una escuela pública que sea el lugar de construcción del sujeto histórico político capaz de hacerse cargo de la tarea por la liberación de nuestros pueblos. Al decir de Paulo Freire: «La educación no transforma el mundo, la educación transforma a las personas que son el sujeto histórico-político de las transformaciones». De ahí la importancia estratégica que tiene la educación para los sectores de la derecha de nuestros países y la importancia de tomar en nuestras manos, como trabajadores de la educación y como sindicatos, la tarea de construir este movimiento.
El segundo Encuentro hacia el movimiento pedagógico latinoamericano de Recifes marca un hito fundamental en el desarrollo de una propuesta pedagógica de emancipación; nos permite caracterizar la situación en que nos encontramos en cada país y avanzar en la unificación de las principales definiciones que hacen a la defensa de la escuela pública. Entre ellas, debemos destacar la inclusión social, la justicia social, la multiculturalidad y el recentramiento del conocimiento como función de la escuela, pero no de cualquier conocimiento sino el que exprese los intereses populares; el científico técnico pero con una fuerte formación humanista; un conocimiento que devele, que cuestione las bases mismas de la injusticia , la explotación, la alienación y que sea profundamente crítico con las bases materiales y culturales que sostienen la explotación capitalista. Ésa es la escuela que hay que construir, la que soñó Paulo Freire y la que centenares de miles de docentes latinoamericamos, día a día, nos esforzamos, militamos, para hacer realidad.
En otro aspecto, que tiene que ver con la democracia sindical, el 5 de septiembre vivimos en Entre Ríos y en todo el país una jornada histórica, cuando los afiliados votamos y elegimos a través del voto directo a la nueva conducción nacional de nuestra Confederación, la CTERA.
Nuestra Lista Celeste-Violeta obtuvo el triunfo por más del 75 % de los votos, lo que reafirma el apoyo de los compañeros docentes a las políticas que venimos impulsando desde nuestras gestiones. El viernes 27 asumió la nueva conducción, para darle continuidad a las políticas nacionales que pongan el acento en la lucha por mayor financiamiento para la educación, salarios dignos, formación docente continua, estabilidad para miles de docentes argentinos, políticas de viviendas, etc. Defender lo conquistado y luchar por la ampliación de nuestros derechos, es la tarea.