Un análisis para comenzar a pensar puntos clave a la hora de la enseñanza de Educación Sexual en las escuelas.
Fabiana Bonnin
Delegada de escuela
Concordia
Pensemos en una organización que nos contiene a todos los seres humanos. La familia es la primera organización a la que pertenecemos, donde realizamos nuestras primeras experiencias de aprendizaje y participación, y en la que incorporamos normas, roles y una forma de percibir la realidad, de actuar, de pensar, de sentir y de vernos a nosotros mismos y a los otros (UNICEF).
Pero debemos tener en cuenta que hoy existen diversas formas de familia, cuyo objetivo final es el mismo: la formación de una persona.
Cuando hablamos de “nuevas familias” estamos haciendo referencia a las familias constituidas por parejas homosexuales, heterosexuales, por tíos, abuelos y/o parientes, e incluso vecinos, que se hacen cargo de chicos, que en muchos casos, son abandonados.
La formación de estos niños, de todos los niños, comienza en casa, en todos los aspectos; la escuela es la encargada de incorporar nuevos conocimientos y perfeccionar otros ya inculcados.
Hoy por hoy, la escuela es el “refugio” de muchos chicos; en el ámbito escolar reciben la contención que necesitan, porque en muchos casos son maltratados física y psicológicamente en sus hogares. Por esta razón, entre otras, es que la escuela es el ambiente para ayudarlos en todos los aspectos.
Pero hablar de sexualidad en el ámbito educativo va mas allá de una pregunta inocente; encuadra, nada menos y nada más, que la vida sexual de una persona. Y es aquí donde los adultos y nosotros, los docentes, debemos poner énfasis.
En primer lugar, debemos tener en cuenta algunos conceptos básicos:
Sexo: responde a lo biológico.
Género: es el resultado de un proceso de socialización que contempla las concepciones culturales, sociales, históricas, políticas, religiosas y económicas en torno a lo que es ser varón o mujer.
Sexualidad: está presente en el ser humano durante todo su ciclo vital y va adquiriendo distintas significaciones y modalidades, a medida que se transcurre por las distintas etapas del desarrollo.
Nuestros chicos necesitan información. Para ello debemos estar dispuestos, preparados y ante cualquier pregunta ser capaces de responderles sin rodeos, con claridad; siempre con respeto, sobre todo cuando tratamos con adolescentes, que constituyen el grupo más vulnerable.
Aunque incluye los conceptos básicos que mencionamos y busca responder a la necesidad de información de los estudiantes, un programa de Educación u Orientación Sexual no es sólo información; es también y ante todo un proceso global, que se basa en conocimientos científicos actuales acerca del papel que le corresponde a la sexualidad humana en la vida de hombres y mujeres. Por lo tanto, la educación debe ser un diálogo continuo y un proceso mutuo de exploración y descubrimiento, tanto de los jóvenes como de los adultos, acerca de quiénes somos y cómo nos relacionamos con los demás.
La Ley Nacional sobre Educación Sexual Integral, nos dice que es necesario “incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas…”.Y el Marco Orientador de la Provincia de Entre Ríos reafirma: “El cuidado de la vida y la promoción de la salud deben enfatizar el sentido positivo que aquella tiene, abarcar todas las etapas del desarrollo vital del sujeto de aprendizaje, desde un enfoque integral, e involucrar todos los niveles y modalidades del sistema educativo entrerriano”.
Asimismo, el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, indica en su artículo1º: “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral, tanto en establecimientos de gestión estatal como privada”.
Tenemos una ley que nos ampara y una realidad que nos apremia, pero ¿qué nos está pasando a los adultos, a los docentes, que no facilitamos como corresponde la formación que los chicos necesitan?
Es cierto que la escuela secundaria está atravesando por un momento histórico de cambios, que nos sumerge en realidades quizás nunca planteadas. No obstante, la Educación sexual debe comenzar ya en la escuela primaria.
Debemos tener en cuenta el contexto en donde desempeñamos nuestra tarea, ya que dependiendo del lugar donde nos toque trabajar será mayormente productiva la enseñanza de educación sexual, en el sentido de que nos permitirá surtir un efecto replicador de nuestras enseñanzas en los hogares de muchos chicos. Muchos padres y /o mayores responsables que tengan a cargo a los chicos podrán incorporar, a través de ellos, conocimientos que quizás, y por diversos motivos, nunca tuvieron.
Por eso debemos hablar de una Educación Sexual Integral, en donde participemos todos los responsables de la formación de nuestros chicos, para que cada vez se sientan más seguros y sean más responsables al abordar el tema.