Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos

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10/10/2013

Entrevista – «Los alumnos son los primeros que me entienden»

Ricardo López es profesor de Francés, tiene 53 años y hace más de 20 que ejerce la docencia. A los nueve años perdió la visión, pero con el apoyo de la familia y sus compañeros, estudió el profesorado, se recibió y dicta clases en varias escuelas. En diálogo con Presencia, relató sus inicios en la docencia, su condición de persona con discapacidad y su inserción laboral. Asegura que en el ámbito escolar su vínculo más fuerte es el que establece con los alumnos.

_ ¿Dónde cursaste tus estudios?

_La primaria la hice en la Escuela Bavio; la secundaria, en la Escuela de Comercio Nº1 y el  profesorado en el Instituto de Enseñanza Superior de Paraná, actualmente UADER (Universidad Autónoma de Entre Ríos).

 

_¿Recordás cuándo empezó tu problema visual?

_Fue en cuarto grado, tenía nueve años; era el año 1969, justo el Día del Amigo, también el mismo día que el hombre llegaba a la luna.

 

_ ¿Cuál fue la causa?

_A  raíz de un medicamento dermatológico, un antibiótico, fui perdiendo parcialmente la vista. Recuerdo que mi papá me había llevado ese domingo a ver a Unión de Santa Fe. Esa noche comencé con mucha fiebre y ya no fui el mismo que había sido en la víspera.

 

_¿Estuviste internado por ese problema de salud?

_Sí, estuve seis meses internado en el Hospital de Niños San Roque, desde el 21 de junio al 21 de diciembre de ese mismo año, cuando casualmente era la inauguración del túnel subfluvial Paraná- Santa Fe.

 

_¿A partir de ahí como siguió tu vida?

_Bueno, tuve que dejar todas mis actividades, inglés, guitarra, ciclismo, judo (se ríe), aunque este último  no lo dejé totalmente porque me gustaba y  podía hacerlo, pero con dificultad.

 

_Tu  problema de salud no te impidió seguir estudiando y llegar a recibirte de profesor. ¿En qué te apoyaste para seguir adelante?

_Sí, en realidad lo que me privó la falta de visión es la comodidad. Me costó todo un poco más, buscar nuevas herramientas, pero el apoyo familiar, como el de los compañeros, la solidaridad de otros sectores, por ejemplo cuando estaba estudiando, los mismo docentes que tenía en el Profesorado, realmente me ayudaron para terminar exitosamente mi carrera.

Después, ya trabajando como docente, mi mayor vínculo es con los alumnos. Los alumnos son los primeros que me entienden  y a los primeros que doy la carta de crédito para poder seguir luchando y sobre todo poder demostrar que ante una dificultad se debe seguir adelante.

 

_ Yendo un poco hacia atrás, teniendo en cuenta que a los nueve años perdiste la visión, ¿cómo hacías para estudiar?

_Mi abuela, Victoria Inés Bello, con más de 70 años, me leía y yo memorizaba; ella fue la luz que a mis ojos le faltaban, y por supuesto mis padres siempre presentes y mis hermanos que, son tres: Raquel, Hugo  y Patricia.

 

_ Hablás de tus padres y hermanos como soporte para seguir adelante, ¿pero en qué momento llega el amor?, ¿cuándo formaste tu propia familia?  

_(Se ríe) Marcela es mi esposa y amiga, además  tengo un hijo llamado Lyonel, de 2 años, a quienes amo profundamente.

 

_ ¿Cómo conociste a Marcela?

_Marcela era estudiante, y a partir de una prima que tengo, nos conocimos. Ella necesitaba aprender francés para preparase en sus estudios, ahí fue como surgió todo. Es más, al principio estuve en duda de seguir enseñándole francés, porque yo sentía que ella no aprendía, hasta me sentí culpable, pensaba que lo hacía mal. Después comprendí que ella atendía mas al profesor que a lo que yo le enseñaba. (Risas)

 

_ ¿En qué escuela ejerciste la docencia? 

_Comencé en el Departamento de Federal, en Sauce de Luna. Ahí estuve 8 años. Luego en el Colegio Nacional de Santa Elena, donde permanecí 2 años, y después,  acercándome a Paraná, en la ciudad de Cerrito en el Colegio Nacional, durante 15 años. Tiempo después pasé por La Picada, Escuela Almafuerte, en el Bapa que se desarrollaba ahí y,  por último, ya en Paraná, en la escuelas Juan Manuela de Rosas, Comercio y Helen Keller.

 

_ ¿Alguna vez te sentiste discriminado por  tu discapacidad, tanto en el ámbito educativo como social?

_Mirá yo que tengo más de 20 años en la docencia, te puedo decir que mi mejor relación  está con los chicos, no tanto así con los docentes.

Por supuesto que tengo muchos colegas amigos, pero es como que la gente por ahí crea una reticencia en el sentido de aceptar que uno es una persona discapacitada, creo que fue marcarme cierta diferencia con el común y eso llevó a que algunos colegas no tuvieran el mismo trato para conmigo en referencia al resto.

 

_ ¿Tuviste alguna vez algún tipo de inconveniente en lo laboral por tu discapacidad?

_Sí, me hicieron una junta médica, no sumario, que decía que me tenía que jubilar. Eso comenzó en el 2002 y terminó en el 2003.

 

_ ¿Bajo qué circunstancias te hacen la junta médica? 

_El motivo fue que pedí licencia, porque existía la posibilidad de un trasplante de córnea que solucionara, en parte, mi problema visual. Al no darse dicha solución volví y la gente que estaba a cargo del reconocimiento médico docente (comisión médica única) me citó. Al hacerme presente, me doy cuenta que no era una junta sino una sola persona, la cual me hace una serie de preguntas en relación a cómo yo corregía mis exámenes y cómo enseñaba. Yo le expliqué mis métodos de evaluación y estrategias de clase, que no están por fuera de lo que ahora se desarrolla con las TICs. Esta misma persona me aconsejó que me jubilara, cuestión que yo no estaba dispuesto a aceptar, pero de todas maneras fui a la Caja de Jubilaciones. Me atendió el presidente del organismo de ese entonces a quien  le expliqué todo lo sucedido y él me preguntó  si yo quería seguir dando clases, trabajando como docente,  a lo que respondí obviamente que sí.  Por consiguiente, me presenté nuevamente a mi trabajo, normalmente. Si yo hubiera cedido en ese momento ante la presión de la junta médica hoy seguramente estaría involucrado con mi militancia por la búsqueda de derechos por la discapacidad, pero no ejerciendo como docente.

 

_ ¿Cómo incorporás las TICs en tu enseñanza? 

_La computadora para mí es una herramienta imprescindible, por la discapacidad visual que tengo. Posee un sistema de software de voz incluido que me permite trabajar como si tuviera una persona leyéndome. El plan “Conectar Igualdad” es un gran avance en la metodología de enseñanza y estudio, es decir, es favorable tanto para el docente como para el alumno.

 

_ ¿Hoy por hoy en la Argentina, la discapacidad está garantizada plenamente desde la cobertura educativa del Estado? 

_Sí, sobre todo desde que se implementan el programa de la asignación universal por hijo, el transporte gratuito y las diferentes prioridades en el ámbito educativo. Hoy todos los niños con discapacidad tienen acceso a la educación. Igualmente  hay que seguir informando y trabajando.

Hoy la escuela en que trabajo es un espacio que cubre todas las necesidades de los educandos que tienen determinada discapacidad. Podría decirse que la Escuela Helen Keller es una escuela modelo en la provincia de Entre Ríos en cuanto a sus funciones y adaptación para estas situaciones.

 

_Para finalizar, ¿qué les dirías a las personas que tienen esta discapacidad, u otra, y quieren realizarse en la vida?

_Lo primero que hay que hacer es aceptar la discapacidad que tenemos. Esto nos posiciona de otra manera para recibir la ayuda adecuada. Las personas que se creen autosuficientes, creo humildemente que se equivocan, porque todos necesitamos ayuda de alguien. Si nosotros nos aceptamos y reconocemos como somos, creo que es el primer paso hacia el éxito. Todo lo demás va a ser cuestión de esfuerzo, de tiempo, a algunos nos costará más, a otros menos, pero creo que vamos a llegar.

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