Carlos

Carlos Fuentealba nació en Junín de los Andes, en la provincia de Neuquén, localidad cordillerana donde acunó el amor por lo natural, por las actividades al aire libre y por la libertad.

Se recibió de Técnico Químico y luego fue empleado de comercio, albañil, trabajador de la UOCRA y finalmente, y con gran sacrificio suyo y de su familia ya constituida, obtuvo el título de Profesor en la Enseñanza Primaria.

Una vez recibido de maestro,  inició su carrera docente dictando clases en colegios de la ciudad de Neuquén. Como muchos profesores, se desempeñó en varios establecimientos, pero fue en una de las barriadas humildes de la ciudad donde más se arraigó. Allí concentraba la mayor cantidad de horas al iniciarse el ciclo lectivo 2007.

Carlos no fue un hombre indiferente a la situación social. Era un militante político y social, sensible a los padecimientos de los excluidos por el sistema. Estaba comprometido con la defensa de la educación pública. Asimismo, era respetuoso de las organizaciones a las que perteneció, con una muestra clara de aceptación a las decisiones democráticas y un compromiso con su cumplimiento.

Al mismo tiempo, fue un padre protector de Ariadna y Camila y compañero de vida y de lucha de Sandra.

Brevemente, con la simpleza y profundidad que ha caracterizado su vida, estas pocas líneas son sólo una pincelada de su rica y entrañable existencia.

La lucha docente

En abril de 2007 los trabajadores de la educación de Neuquén (ATEN) llevaban más de 30 días de huelga, con marchas multitudinarias y movilizaciones, demostrando la masividad del reclamo.

Pase a planta de los contratados, recomposición salarial y 80% móvil para los jubilados eran los pilares esenciales de un reclamo que los docentes de Neuquén llevaban ya cuatro años haciéndole al gobernador Jorge Sobisch.

Al no obtener respuesta alguna, los docentes neuquinos resuelven manifestar su protesta en la Ruta Nacional 22, donde fueron recibidos por un ejército de la policía provincial, que, sin mediar palabras, inició una brutal represión que prolongó por más de 5 kilómetros sobre la mencionada ruta, corriendo a los docentes con carros hidrantes, balas de goma y gases lacrimógenos.

Todo ello concluye con la cobarde ejecución de Carlos Fuentealba, quien se encontraba en un auto, sentado en el asiento trasero. Allí, el policía Darío Poblete disparó una granada de gas lacrimógeno contra él, provocándole la muerte, la cual finalmente sucedió al día siguiente en el hospital provincial.

Los juicios

El asesinato de Fuentealba causó conmoción y repudio generalizado y llevó a una declaración de huelga general apoyada por las dos centrales sindicales, la CTA y la CGT. Simultáneamente, los trabajadores de la educación, administrativos y docentes de todo el país llevaron a cabo huelgas, movilizaciones y asambleas masivas bajo consignas como “las tizas no se manchan con sangre”; “Sobisch asesino”; “nunca más”, entre otras.

El 04 de junio de 2008 comenzó el juicio oral contra el policía José Darío Poblete, en el marco de la causa “Fuentealba I”, que investigó la autoría material del asesinato.

La Cámara en lo Criminal Primera lo encontró responsable de “homicidio calificado, por haber sido cometido por un miembro integrante de las fuerzas policiales abusando de su función, con la agravante de haber sido cometido con violencia mediante el empleo de un arma de fuego, agravado por alevosía”. La condena fue de reclusión perpetua, ratificada en 2013 por la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Neuquén.

Sumado a esto, se abrió otra causa judicial, “Fuentealba II”, que investiga responsabilidades en niveles superiores de la jerarquía policial y política. En dicha causa se encuentran procesados 15 policías que participaron de la represión en la ruta el 04 de abril de 2007. Cabe agregar, además, que la Corte neuquina rechazó los recursos que la querella presentó contra el entonces gobernador, Jorge Sobisch, para que sea procesado en esta causa, lo cual no impidió que, desde las organizaciones sindicales y sociales que acompañamos y bregamos por que se haga justicia, sigamos reclamando juicio y castigo para el gobernador neuquino por haber ordenado la represión que terminó con la vida de Carlos.

La esposa de Fuentealba, Sandra Rodríguez, se presentó como parte querellante en ambas causas y, junto a las organizaciones sociales que no han cesado en la lucha, ha mantenido firme las banderas en la búsqueda de Justicia por el asesinato de su compañero.

Desde la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos aportamos en estos siete años del asesinato de Carlos Fuentealba, a recordar su vida, su historia y su lucha. Creemos que cada docente en las aulas, enseñando, en las calles, luchando, en la escuela, formándose, en la vida, aprendiendo, es Carlos Fuentealba. Mantener vivo su recuerdo y sostener la pelea por justicia hará que su muerte no haya sido en vano.

Mónica Amoz » Secretaria de DDHH de AGMER CDC