Apostamos a que los docentes puedan encontrar en este taller un aporte innovador para trabajar con los estudiantes las manifestaciones populares que nos constituyen. Esta nueva propuesta de la EFPS se desarrollará en Paraná, a partir del 17 de junio, con nueve encuentros semanales (los martes, en horario de 17 a 20).
Si el folklore es el “saber del pueblo”, si es ese conocimiento que se transmite de generación en generación, que hace a las maneras de ser en el mundo, que está hecho de costumbres, mitos, leyendas, lenguajes, modismos, tonadas, sabores, aromas, comidas, atavíos, entre otras manifestaciones; este saber, en su rica y compleja diversidad, se teje a la pertenencia, nos hace sentir semejantes, partes de un todo, constructores de sentidos comunes, portadores y hacedores de identidad.
Los de “este lugar en el mundo” nos percibimos, nos imaginamos como miembros de un grupo y heredamos y re-producimos maneras de ser, maneras que nos configuran desde tiempos tempranos; lo indígena y su marca de raza impuesta por la colonia, lo español-blanco-europeo como horizonte de civilización y lo criollo y la negritud negados, han dejado una impronta que existe en la memoria colectiva pero, que requiere ser trabajada, interpelada, tensada con el presente, para apropiarnos de ella con sentido renovado y perspectiva de futuro.
Si la escuela se asume, en sus cambios presentes, como constructora de ciudadanía y los docentes, como formadores de niños y jóvenes con derechos plenos y protagonistas insoslayables de la construcción de una realidad mejor, consideramos fundamental reconocer, valorar y resignificar la riqueza cultural heredada, fortalecer los aspectos constructores del sentimiento de pertenencia y trabajar para “empoderarnos” como sujetos históricos con identidad propia, así como, promover el disfrute del placer estético y la expresión del cuerpo a través de la música y la danza.
Apostamos a que los docentes puedan encontrar en el taller “Folklore en el patio” un aporte innovador para trabajar con los estudiantes las manifestaciones populares que nos constituyen, canalizar sentimientos y emociones a través de la danza, expresarse corporalmente, realizar ejercicios teatrales y narraciones que aporten una mirada crítica y compleja sobre la identidad, la pertenencia social a un grupo, a la escuela como institución y a la comunidad.
Consideramos que el taller contribuye a la democratización de las prácticas escolares, a la aceptación de la diversidad, al reconocimiento del otro y a la aceptación de uno mismo. El taller no tiene como protagonista a un “cuerpo virtuoso”, incorpora al movimiento a todos los actores y a todos los cuerpos. Invita al disfrute, al placer estético sin rubores, a bailar con habilidad o con torpeza, a la no competencia, al rompimiento de los propios límites y representaciones, a un cambio de actitud. Se trata de bailar, moverse, revisarse, reconocerse en el otro, llenarse de energía, animarse a más.