En un emotivo y simbólico acto, las autoridades del Ministerio de Educación de Tucumán en forma conjunta con ATEP, APEM y representantes de CTERA realizaron la restitución de los legajos profesionales de los docentes tucumanos Francisco Isauro Arancibia y Arturo René Arancibia, – quienes fueron asesinados en la noche del 24 de Marzo de 1976 en el inicio de la Dictadura Militar más sangrienta que recuerde nuestro país -. También se realizó idéntico acto para recordar a la docente María Isabel Giménez. Compañeros de AGMER estuvieron en este importante acto de reparación histórica.

Las actividades se desarrollaron el viernes 16 de octubre en el Salón Blanco de Casa de Gobierno, con la presencia del viceministro de Educación de la Nación, su par provincial, el Secretario General de SUTEBA Roberto Baradel, el Secretario de Derechos Humanos de CTERA Rogelio De Leonardis y familiares de los docentes desaparecidos quienes siguieron atentamente y muy emocionados los distintos momentos del acto y numerosos estudiantes del sistema educativo público.

Hubo palabras alusivas de los funcionarios presentes, quienes destacaron la importancia de la decisión adoptada, que implicó muchos meses de trabajo conjunto entre el Estado y gremios para poner en marcha una nueva etapa del proceso de recuperación de derechos y de reparación histórico de los docentes desaparecidos y asesinados y sus familiares.

“Cuando analizamos los legajos de muchos educadores desaparecidos o asesinados por la Dictadura Cívica Militar, observamos que sus legajos no dicen porque no siguieron en las escuelas. En el caso de los hermanos Arancibia, sus legajos que están en poder del Ministerio enuncia el motivo por fallecimiento, cuando en realidad deberían decir que fueron asesinados, como el caso de la Ing. Giménez que también resultó desaparecida con dos meses de embarazo. Queremos que se exponga ante la sociedad la verdad de lo ocurrido en sus lugares de trabajo. También hay casos de alumnos que fueron secuestrados y asesinados y se registraron como Libre. Lo que hacemos es un acto simbólico pero que tiene un alto contenido ideológico de Memoria, Verdad y Justicia. Por resolución Ministerial cambiamos ese legajo e hicimos una fotocopia autenticada para entregar a sus familiares, a los organismos de Derechos Humanos y los gremios de base de la CTERA. Somos militantes de la democracia y alentamos el debate de las distintas posiciones ya que deseamos que la justicia sea para todos y para siempre. Decimos NO al Terrorismo de Estado”, expresó la Ministra de Educación Silvia Rojkés de Temkin.

“Es un acto de reparación histórica para toda la sociedad. No hay nada más injusto para una persona que resultó desaparecida y asesinada por el Terrorismo de Estado que en su legajo figure abandono de trabajo. Esto es totalmente injusto, despiadado y monstruoso para la persona afectada. Lo que estamos haciendo es un acto de reparación enorme en términos culturales, sociales y personales por las acciones desarrolladas por el Estado en el pasado”, aseguró por su parte el Vice Ministro de Educación de la Nación.

La iniciativa se constituye en un justo y merecido homenaje a quien fuera en vida –además de regir los destinos gremiales de nuestra institución -, referente muy importante para la docencia tucumana y del país. El legado que reciben las nuevas generaciones fue la entrega de su propia vida en defensa de los derechos salariales y laborales de todos los trabajadores en general y de la educación en particular que es el camino que continúa nuestra institución gremial.

“Han transcurrido 40 años desde el Golpe Militar genocida cívico militar de 1976  y una de las figuras emblemáticas para la docencia argentina fue la de Francisco Isauro Arancibia quien murió asesinado en la misma noche del 24 de Marzo junto a su hermano Arturo en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Es una figura muy fuerte y que además fue fundador de la CTERA. Hay quienes aprendimos mucho de la figura de Isauro y entendemos que no suficientemente promocionado en las escuelas. También registramos casos similares con María Vilte de Jujuy, Eduardo Requena en Córdoba y los 600 docentes detenidos y desaparecidos. Hay una frase del escritor tucumano Eduardo Rozenvaig quien en su libro llamado La Oruga en el Pizarrón hace mención de que la Dictadura Militar necesitaba matar a un maestro. Esos maestros fueron Francisco Isauro y Arturo René Arancibia. Hemos comenzado una tarea de rescate de esos legajos porque creemos que tienen que ser patrimonio de la comunidad y de sus familiares. Desde la conducción nacional de CTERA ratificamos que novamos a parar hasta rescatar los 600 legajos de nuestros queridos y entrañables detenidos desaparecidos de la docencia argentina”, consideró el Secretario de Derechos Humanos de CTERA Rogelio De Leonardis.

Por su parte, el Secretario General de ATEP David Toledo destacó el legado gremial que dejaron los hermanos Arancibia. “Se trata de un momento histórico porque no es lo mismo decir que los hermanos Arancibia fueron desaparecidos a decir que fueron asesinados en una de las noches más negras que tuvo nuestro país. Fue nuestro Secretario General y un férreo defensor de la escuela pública, de los derechos de los trabajadores de la educación y entregó su vida en la lucha por más y mejor educación junto a mejores condiciones para los niños, adolescentes y jóvenes de nuestra provincia y de nuestro país. La dirigencia que represento sigue ese camino y esos valores gremiales. Defendemos los postulados de Isauro, es decir, mayor educación para todos en igualdad de posibilidades y justicia y que la educación sea la base de nuestra sociedad”.

Finalmente, Italia Arancibia visiblemente emocionada reflexionó sobre la importancia del acto. “Todavía vive en la memoria de las personas y eso es muy importante, porque el olvido duele. Que nos entreguen el legajo profesional de Isauro significa mucho para nosotros. Es emocionante y agradezco enormemente a las autoridades que se hayan ocupado de este tema”, mientras que Gladys Arancibia expresó que los beneficios que tiene los docentes en la actualidad fueron producto de los años de lucha de los hermanos Arancibia, rescatando el compromiso permanente con sus alumnos.