El miércoles 21 de octubre, convocado por la Secretaría de Educación de AGMER, se llevó a cabo el III Encuentro Provincial de Nivel Superior. Participaron Secretarios Generales y Secretarios de Educación de las seccionales, además de compañeros de los profesorados que se encuentran en proceso de definición del diseño curricular. La instancia contó con la presencia y contribución de Vilma Pantolini, del equipo de la Secretaría de Educación de CTERA.
El encuentro reunió a compañeros de los profesorados que se encuentran en proceso de definición del diseño curricular (Profesorados de Psicología, Ciencia Política, Economía, Educación Tecnológica, Filosofía) así como, compañeros de Nivel Superior interesados en la problemática.
Las intenciones del encuentro fueron socializar el posicionamiento gremial sobre la representación de AGMER en la Comisión de Diseño Curricular del CGE, analizar la Resolución Nº 655/15 y definir líneas de acción sindical al interior de los Institutos de Educación Superior y con el CGE.
En este marco, se organizó el encuentro en dos momentos. Por la mañana, se contó con la presencia de la profesora Vilma Pantolini, compañera del equipo de la Secretaría de Educación de CTERA, quien desarrolló una charla sobre: “La historización del trabajo sindical en torno a la problemática del Nivel Superior y la Formación Docente: conquistas y retos desde la perspectiva sindical nacional” y por la tarde, una instancia de trabajo en comisiones y un plenario para la elaboración de propuestas de acción y continuidad.
El Secretario General, Fabián Peccin y la Secretaria de Educación Ana Delaloye, abrieron el encuentro, dieron la bienvenida a los participantes y agradecieron a la profesora Pantolini su presencia.
Fabián Peccin señaló la necesidad de construir un posicionamiento sobre el Nivel Superior que nos permita disputar la raíz y no la letra de las resoluciones, que permita anticipar una perspectiva de futuro, definir para adelante lo que queremos y disputarlo en el presente.
Por su parte, Ana Delaloye enfatizó el compromiso de apropiarnos de este nivel educativo porque es ahí donde nos formamos y es ahí donde estamos formando a los docentes.
La profesora Vilma Pantolini inició su charla agradeciendo la invitación y señalando la importancia de este espacio. Expresó que lo que expondría sería una síntesis de una producción de carácter colectivo, desarrollada desde CTERA y desde SUTEBA, de manera cotidiana y sistemática en los últimos años. Producción colectiva enfocada en la pregunta sobre cómo tiene que ser la formación inicial y permanente para el trabajo que realizamos los docentes.
La construcción de sentido en torno a esta pregunta y la conformación de un equipo dedicado a la Formación Docente en CTERA son tan antiguas como la CTERA misma. Ya desde la declaración de Huerta Grande existía la preocupación sobre la Formación Docente y esta estuvo presente en los debates sobre la definición del sujeto sindical. Pensar si somos educadores, profesionales o trabajadores remite a cómo tiene que ser esa formación, historizó Pantolini.
La definición de trabajador y de trabajo docente habilitan las preguntas sobre la posibilidad de producir conocimiento como trabajador y de apropiarse del mismo para pelear por condiciones que hagan posible este trabajo. La figura del trabajador docente no surge con una idea de trabajo sujeta a la toma de decisiones exclusivamente sobre los modos de transmitir conocimiento. No surge de la representación de sujetos “encomendados” o “en representación de otros” que definen el qué de la enseñanza (la patronal, los expertos de la pedagogía). La idea de trabajador cuestiona el lugar subordinado que se le asigna desde el Estado y desde los profesionales de la Pedagogía que saben y diseñan los procesos que el docente debe ejecutar.
La ubicación del docente como sujeto de la práctica y no de la teoría no es una cuestión liberal de los últimos tiempos. Estuvo siempre en la conciencia de la formación que constituye a los docentes. Desde ahí, no se puede ver la integralidad del trabajo. El docente queda escindido de su propia producción. Continúo la profesora.
El producto del trabajo docente no está en la cabeza de los estudiantes, señaló Pantolini. Comentó que cuando pregunta: “¿cuál les parece que es el producto de nuestro trabajo docente?” la respuesta que emerge es que el producto del trabajo docente está en la cabeza de los estudiantes y no en lo que creamos, lo que pensamos y lo que ponemos en funcionamiento cuando enseñamos. El corpus teórico-práctico que producimos en nuestro trabajo para prever, planear, evaluar está invisibilizado. No se lo considera como producto de nuestro trabajo. Queda parcializado en lo individual. Se lo legitima en la acción, pero no se lo reconoce como conocimiento, sino como práctica. A los docentes se nos remite a conocer lo que hay que enseñar y el proceso lo define otro. Y para saber el producto de nuestro trabajo se nos dice, que hay que evaluar al niño para evaluar al docente. Lo que está en la cabeza del estudiante es la construcción del alumno, pero no es lo que produce el docente. El producto del trabajo docente son las formas de enseñar para que los estudiantes aprendan la cultura escolar. Del conocimiento sistemático de estas formas, somos despojados, dijo Pantolini.
Se nos dice que el trabajo docente es invalorable. Pero no se nos garantizan los tiempos y espacios pagos para construir este conocimiento en lo colectivo. La construcción de conocimiento sobre el trabajo docente no es individual. Se produce en la escuela y en lo colectivo. Se inscribe en la función de la escuela en la sociedad.
Comprender el trabajo docente desde esta perspectiva es complejo. Y es bueno que sea complejo, señaló Pantolini, porque puede perfeccionarse y no tiene fin su perfeccionamiento. Ahí se inscribe la acción sindical: concebirnos como trabajadores de la educación para asegurar el derecho social para todos y todas como definición política.
A partir de este posicionamiento Vilma Pantolini explicitó la decisión política de CTERA de sostener un equipo de formación docente que trabajara de manera sistemática para pensar más allá de lo coyuntural y ordenar políticamente la resistencia, pero además, proyectar e ir por más. Contextualizó que tanto Hugo Yasky como Stella Maldonado procuraron construir un horizonte de ideas para pelear la formación docente antes de que se diera la posibilidad política de este debate. Ya en los congresos y en la carpa se manejaban definiciones sobre la formación. En 2005 estos planteos se sistematizaron en documentos para la Comisión de Formación Docente del Ministerio de Educación de la Nación.
En este contexto CTERA reclama participación para la definición de la formación docente. El Ministerio había convocado a referentes intelectuales del campo de la pedagogía y a universidades, pero no al sindicato. Cuando se accede a este reclamo CTERA va a con un borrador con ideas punteadas y con decisiones sobre cómo resolver los problemas identificados. Esto impactó a la Comisión de Formación Docente, que solo tenía elaborado un diagnóstico. La CTERA responde que somos sindicato y por eso tenemos propuestas, horizontes de sentido y caminos planteados. Evocó la profesora.
Entre los puntos que reclamaba la CTERA se solicitaba una ley de financiamiento, una ley de paritaria, la derogación de la ley federal, la necesidad de sacar a la formación docente del contexto de la ley de educación superior (porque allí estaba la perspectiva privatizadora y mercantilizadora), derogar todos los parámetros de acreditación para dar validez a los títulos y para confeccionar una nueva institucionalidad. Como horizontes de sentido para la formación docente se planteó la perspectiva del trabajador de la educación, el derecho social a la educación y la responsabilidad del Estado Nacional para superar la fragmentación. Se reclamaron políticas que hagan a la formación docente un asunto común para regresar a un proyecto de país con visión latinoamericana, popular y democrática. Como sindicato, nos preguntábamos, si la educación no estaba vinculada con esto a qué tendría que estar vinculada. Se trataba de recuperar el núcleo central al que tiene que estar dirigida la educación, enfatizó Vilma Pantolini.
En el contexto de este debate nacional la CTERA fue conquistando el reconocimiento del trabajo docente como productor de conocimiento y de conocimiento pedagógico que nos diera control sobre nuestro propio trabajo. Se conquistó que el trabajo docente fuera el eje de la formación docente, no los contenidos disciplinares sino la enseñanza.
Ya con la paritaria como herramienta, señaló Pantolini, se plantea el puesto de trabajo con tiempo para planear, sistematizar conocimiento, para la formación permanente, para pensar una organización institucional y del trabajo docente diferente para contener estos tiempos y estos espacios. Estos reclamos nutren la creación del INFOD con Consejos Consultivos integrados por la academia, representantes de universidades y sindicatos docentes. Se conquistó que en la nueva ley se incluya la formación docente y se definan cuestiones vinculadas con el currículum, la validez de los títulos, la evaluación y el financiamiento. Se había logrado la herramienta y con ella el instrumento para la lucha.
El trabajo de CTERA en el Consejo Consultivo del INFOD fue intenso, hubo que decidir qué cosas pelear dentro de la política nacional. Se trabajó para cimentar ideas con perspectiva de futuro. Se defendió que las carreras tuvieran cuatro años de duración para todos los niveles ya que la complejidad no estaba en las edades de los niños sino en los procesos de formación, se defendió que el currículum tuviera una mirada nacional, popular, democrática, que formara para el trabajo, centrada en lo institucional, abierta a la comunidad, con tiempos para la práctica y para la reflexión de esa práctica, que abordara formas de organización para que los formadores tuvieran tiempo de construir innovaciones y las compartieran con los estudiantes para visualizar el carácter del propio trabajo docente como productor de conocimiento pedagógico colectivo, señaló Pantolini.
El equipo de la CTERA centraba su trabajo en producir herramientas, como marcas legales, para continuar la lucha. Todo no se podía resolver a nivel nacional, había que instalar el debate en los territorios y en las jurisdicciones y la letra tenía que permitir dar otros pasos.
Vilma Pantolini reconoce que hubo disposición política para escuchar, pero que hubo que trabajar en la correlación de fuerzas para negociar, buscar procedimientos para que no se retrocediera de las decisiones asumidas. Los documentos que la Comisión de Formación Docente les había pedido a los expertos no iban en la línea de CTERA, persistían concepciones neoliberales. CTERA quería que el trabajo docente fuera el ordenador de la formación. Esta decisión implicó trabajar en la letra de los borradores para la Comisión, pero también adentro del sindicato para nuestro convencimiento. El reto era no dejar que el borrador se construyera sin nosotros mismos, había que discutir todo, había que definir lo irrenunciable, las cosas que tenían que aparecer, dijo Pantolini.
En la ley de educación perdimos la disputa, la ley no dice trabajador de la educación, se define como profesional de la enseñanza, como intelectual. El mandato de CTERA, para la Comisión de Formación Docente, era que se viera como trabajador. Hubo que construir material, generar discusión, producir conceso para que saliera “trabajo” y “trabajador” y todos los elementos constitutivos del propio trabajo y que este fuera el eje. No se podía usar la ley porque ahí no había quedado, hubo que trabajar en el convencimiento del Consejo Consultivo.
Después hubo dos paritarias nacionales sobre estabilidad (otros niveles y superior) donde se disputó tiempo para planear, sistematizar, para trabajo en aula, para extensión a la comunidad, atención a docentes noveles y para formación permanente en servicio. La paritaria de 2013 sobre formación docente en ejercicio contiene todas las cuestiones que disputamos en aquel momento, señaló la profesora.
El Programan Nacional de Formación Permanente que conquistamos es revolucionario como ley paritaria. Ahora tenemos que militar el cambio cultural y construirlo en la práctica. Es una herramienta de lucha importantísima. Pantolini, reflexionó sobre la necesidad de no ser nosotros los que invisibilicemos nuestras conquistas. Es importante apropiarnos de la historia para usarla como herramienta de lucha, para que aparezca el sello distintivo. Reivindicar la decisión de CTERA para la Formación Permanente es saber que nos merecemos nuestras conquistas producto de la militancia y el compromiso y apropiarnos de ellas para ir por más.
Más tarde la profesora se refirió a la evaluación en relación con la preocupación docente sobre la Resolución 655/15 CGE. Señaló que se requiere diferenciar resistencia de lucha, para avanzar en torno a los horizontes de sentido que pretendemos instalar. Se trata de ser valientes y dar la pelea, afirmó.
La evaluación es una instancia inescindible del proceso de educación y tomado integralmente desde las políticas de ampliación de derechos nos permitirá tener control sobre nuestro trabajo docente.
La pelea de CTERA es por una evaluación colectiva, participativa, formativa, integral y emancipatoria. Para la formación docente la evaluación es una herramienta que sirve para controlar el proceso de trabajo, porque permite tomar decisiones y argumentar las necesidades y condiciones requeridas para que nuestro trabajo pueda desarrollarse en pos del derecho social a la educación, señaló Pantolini.
Durante el proceso de formación docente los estudiantes, futuros docentes, tienen que aprender a hacer evaluación de su propio proceso con las características señaladas, como objeto de estudio teórico, como análisis del propio proceso y como reflexión del trabajo; así como de la apropiación política de la función social de la escuela. Producir formas de evaluación nos permite tomar decisiones de control sobre el trabajo, de lo contrario correremos el riesgo de estar subordinados a otros intereses o a designios de otros.
Con respecto a la Resolución 655/15 CGE, señaló la necesidad de disputar sentidos que se plasmen en instrumentos para usar en el futuro, para otras conquistas en torno a los puestos de trabajo que queremos. Requerimos ver en lo particular/jurisdiccional los elementos de lucha logrados en la norma nacional. Se requiere pensar la estrategia sindical en tres sentidos: con equipos de producción sobre lo que queremos a futuro; con espacios para producir una correlación de fuerzas favorable en la paritaria y también con espacios de convencimiento de nuestros compañeros, concluyó Pantolini.
La profesora Pantolini quedó a disposición para seguir aportando, junto con la compañera María Isabel Ortega, del equipo de la Secretaría de Educación de CTERA, en los debates y disputas que se abran en nuestra provincia en relación al nivel.
Luego del almuerzo, el encuentro siguió con un trabajo en comisiones donde se socializó el análisis que se está realizando sobre los nuevos diseños de los profesorados y que se pretende constituya un posicionamiento para disputar en el CGE.
Para concluir se definieron en plenario algunas acciones de continuidad, tales como generar espacios para profundizar el análisis de la Resolución y de los diseños por carrera y exigir al CGE que asigne espacios en los Institutos de Formación Docente y de Nivel Superior para producir debates colectivos.