El gobierno de Cambiemos ha sostenido, desde su primer día, la necesidad de realizar un importante ajuste fiscal con el fin de reducir el déficit heredado del gobierno anterior. Las medidas adoptadas, sin embargo, implicaron un incremento en la brecha fiscal en estos dos primeros años, y no parecen correctamente encaminadas a lograr la sustentabilidad en el mediano plazo.
Este breve informe muestra cómo las reducciones impositivas -especialmente la quita y reducción de retenciones a las exportaciones- provocaron un incremento del déficit primario como proporción del PIB respecto de 2015, incluso a pesar de la caída del total de gastos. Este déficit hubiera sido incluso mayor de no haber sido por el efecto positivo que el régimen de blanqueo de capitales tuvo sobre la recaudación en 2016 y 2017.
El ensanchamiento del déficit financiero, es decir, después de considerar el pago de intereses de la deuda pública, resultó más fuerte que en el caso del déficit primario, dado el extraordinario crecimiento de los intereses, que pasaron de ser el 1,4% al 2,2% del PIB entre 2015 y 2017.
En la tendencia de largo plazo puede advertirse que los niveles actuales de déficit financiero no se verificaban en el país desde los años finales de la década de 1980, signados por la crisis de la deuda externa, la hiperinflación y la insustentabilidad fiscal.