El hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux tenía cuatro meses cuando desapareció. Hoy se reencontró con una familia que lo buscó por más de 40 años. A quienes pasan por una situación similar, “los invito a tomar coraje”, dijo en la conferencia de prensa en la sede de Abuelas.
“Es un hermoso día”, dijo Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, al abrir la conferencia de prensa con que este jueves quedó presentado Javier Matías, el nieto 130. Hermoso, sí, porque cada vez que se logra restituir una identidad, sentimos la felicidad de la justicia por la que se viene luchando sin tregua desde hace más de cuatro décadas.
Con la emoción de siempre, AGMER acompañó la conferencia de prensa. El secretario de Derechos Humanos, Mario Bernasconi, y el de Organización, César Pibernus, estuvieron en la sede de Abuelas, junto a los organismos de Derechos Humanos y compañeros y compañeras de distintas organizaciones que se acercaron para ser parte del reencuentro.
Supimos que Javier Matías es hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, ambos desaparecidos en diciembre de 1977, cuando él tenía cuatro meses. Que una mujer lo encontró en la calle y fue dado en adopción. Que él sabía que era adoptado, que tenía dudas sobre su identidad y que la decisión llevó tiempo pero finalmente se acercó a la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo.
«El tío Roberto Mijalchuk recibió el llamado tan esperado a ese teléfono fijo que nunca había dado de baja. La CONADI le comunicó que había encontrado a su sobrino. Matías Javier Darroux Mijalchuk conoció su origen y hoy las Abuelas le damos la bienvenida a esta enorme familia», aseguró Estela de Carlotto.
“Los invito a tomar coraje”
Javier Matías agradeció a todos los que primero lo animaron y luego contribuyeron con la restitución de su identidad. «Agradezco en primer lugar a mi tío Roberto que durante 40 años nunca bajó los brazos ni perdió la esperanza de encontrarnos con vida. A pesar de que mi compañera y dos amigos me decían que viniera a Abuelas yo no era consciente que del otro lado podía estar buscándome un tío, una abuela. Estaba bien con quién era. Recién en 2006 entendí el egoísmo de mi postura. Entonces tomé la decisión. Y Vani y mis compañeros tenían razón: mi tío me buscaba hace 40 años. Sé que muchos pasan por una situación similar, entonces los invito a tomar coraje», dijo.
Mario Bernasconi
Sec. de Derechos Humanos
AGMER CDC